La Inteligencia Artificial (IA) generativa —ejemplificada en asistentes virtuales como ChatGPT, Gemini o Copilot— está impactando rápidamente la forma de enseñar y aprender. Sin embargo, su adopción masiva nos enfrenta a un dilema en el aula: ¿Cómo equilibrar las ventajas de la tecnología sin debilitar el razonamiento y la creatividad humana?
Dos conceptos clave:
1. Descarga cognitiva
Se refiere a la tendencia a delegar procesos mentales a la tecnología, como, por ejemplo, la resolución de problemas sencillos, tal como destaca en sus artículos el especialista @Jorge Calvo Martín. En educación, esto puede traducirse en una excesiva dependencia de la IA para investigar, resolver ejercicios o incluso redactar trabajos.
2. Sinestesia generativa
Surge de la colaboración creativa entre humanos e IA, donde la imaginación humana se amplifica y las ideas toman forma en diversos formatos y canales. La investigación "Generative Artificial Intelligence, Human Creativity, and Art", publicada por OUP Academic, muestra cómo la IA aumenta la productividad creativa un 25% y la valoración de las obras un 50%, pero alerta sobre la homogeneización de ideas y estilos, lo que diluye la originalidad y la diversidad de enfoques.
¿Cómo equilibrar en el aula?
Comparto algunos aportes en base a mi experiencia:
- Para integrar la IA en el aula, es crucial ayudar a los estudiantes a tomar conciencia de su proceso de aprendizaje: reconocer qué delegan a la tecnología, qué razonan por sí mismos y cómo evitar un uso acrítico.
- Las evaluaciones deben centrarse en el proceso, en la valoración de búsqueda de información, la justificación de ideas y la comparación de resultados.
- Es fundamental potenciar la creatividad y alentar a las y los estudiantes a incorporar sus experiencias e intereses en sus creaciones para preservar su individualidad.
- Las y los docentes guían y supervisan el uso responsable de la IA, y ayudan a distinguir qué tareas delegar y cuáles resolver de forma reflexiva.
- Es clave promover la pedagogía de la pregunta sobre temas relevantes, dilemáticos y actuales, como propone Ezequiel Passeron de Faro Digital, para fomentar la reflexión crítica y el debate.
En conclusión, la integración de la IA generativa en la educación abre oportunidades para fomentar la innovación y el aprendizaje, pero un uso inadecuado puede debilitar habilidades esenciales. Paralelamente, la “sinestesia generativa” señala un camino esperanzador en el que la tecnología y la creatividad humana se potencian mutuamente.
¿Se están abriendo perspectivas totalmente nuevas?
La clave está en la intencionalidad pedagógica.